Cuando Gurdjieff tenía nueve años, se acercó para escuchar a su anciano padre que le dijo:
- Es una cosa muy simple: si alguien te insulta, escucha en silencio, atentamente, con detalle, lo que te esté diciendo, las implicaciones. Y luego dile a esa persona: “te agradezco que te hayas tomado tanto interés por mí. Dentro de 24 horas vendré y te contestaré. Tengo que hacerlo así, pues es una promesa que le hice a mi padre en su lecho de muerte”.
Y cuando Gurdjieff era anciano le dijo a sus discípulos:
- Este simple principio me ayudó inmensamente, po
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