Hay que aprender a ocuparse de los asuntos personales en lugar de desplazarlos constantemente afuera de uno mismo. Es de valientes hacerlo. Asumir ante todos aquellos actos, palabras, hechos, situaciones que nosotros generamos, provocamos o facilitamos. Decir: yo fui, yo lo dije, yo lo hice, yo lo busqué, yo lo provoqué… En lugar de proyectar en los demás lo que me corresponde como responsabilidad, entiendo que es mío, lo hago propio. Es un acto de maduración, de compromiso, de seriedad, de sensatez y de sanidad.
Ahora bien, a la hora de no poder o de no saber hacerlo, llegan las consecuencias. Hay personas que tienen como costumbre proyectar en otros sus propias fallas. Antes qu
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