Para muchos es más fácil no creer que creer. La vida se encargó de generarle las suficientes dudas y desconfianzas como para depositar en el alma la valiosa luz de una ilusión. Pero la vida misma también se encarga de regalarnos sorpresas... de los lugares más inesperados... pero siempre llega.
El que sufre necesita cosas concretas para aliviarse. No quiere lindas palabras impregnadas de sincero cariño, tampoco quiere ambiciosos pronósticos que le cambien la vida... porque todo sonará a imposibles, a caminos lejanos, a metas inalcanzables...
Es de cuentos que llegue alguien a nuestra historia, pase la página y le de sentido a todo lo sin sentido. Per
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