De acuerdo con el budismo, la totalidad de lo que existe alrededor de nosotros, incluido el trabajo y las relaciones familiares, es un reflejo de nuestra vida interior. Todo es percibido por la persona y se modifica según su estado de vida.
De modo que, si cambiamos nosotros, nuestras circunstancias inevitablemente cambian también. La mejor acción que podemos emprender es transformar nuestra propia vida, para sustraerlas del influjo de la ira, la codicia y el temor. Cuando actuamos con sabiduría, generosidad e integridad, naturalmente tomamos mejores decisiones y recibimos la protección y el sustento de nuestro entorno natural.
Con frecuencia, no podemos anticipar los resultados a largo plazo de nuestras acciones, y resulta un tanto difícil aceptar que las decisiones de una sola persona puedan afectar realmente el mundo; sin embargo, el budismo enseña que, a través de la inseparabilidad del individuo y el medio ambiente, todo está interconectado.
Cuanto más firme sea nuestra convicción de que nuestras acciones pueden influir profundamente en todo, mayor será la influencia que logremos ejercer en nuestro entorno.
Fuente: Cambia uno cambia el mundo |