Lo importante en nuestras vidas nos apasiona, nos compromete, nos lleva a movernos, a buscarlo, a saberlo, a vivirlo... Y esto se aplica a nosotros y a los demás.
Todo aquel que tiene algo importante en su vida, lo cuida. Lo que no nos es importante pasa a un nivel de obligación o de indiferencia.
Cuando algo nos importa estamos alrededor de ese objetivo, porque forma parte de nuestra meta estar bien, y sólo lo estamos al lado de aquellas personas, cosas, trabajos, situaciones, vínculos, lugares, etc. que nos importan. Lo demás es relleno que la vida siempre nos pone en el camino.
Sepamos detectar aquello que en verdad nos importa y cuidémoslo porque es la mejor forma de cuidarnos a nosotros mismos.
En un vínculo que nos importa no existe falta de tiempo, existe falta de interés. Podemos estar distraídos ocasionalmente, pero cuando se vuelve costumbre el que el otro no nos priorice, no nos cuide, no nos busque, no nos escriba, no nos llame, y se acomode en silencios largos y dolorosas indiferencias, entonces tengamos claro qué tan importantes somos para esa persona. Podemos dialogarlo y comunicárselo al otro para que lo piense y se replantee qué tan importante somos en su vida y actúe en consecuencia. Pero de una vez por todas sepamos distinguir aquello que nos hace sentir importante en sus vidas, que nos da un protagonismo especial en sus historias. Esto no se aplica sólo a relaciones, hay sitios donde nuestra presencia pasa desapercibida y otros espacios donde en verdad la gente nos necesita, nos busca, nos valora, nos reconoce, nos aplaude en logros, nos motiva.
Cuidemos esos espacios, busquemos estar allí con más frecuencia, no nos empecinemos en lugares y relaciones que nos hunden, lastiman, menosprecian o postergan.
Eres demasiado importante para perder valioso tiempo de tu vida en vínculos y sitios dañinos para ti, tu autoestima se alimentará más de fuentes que te hagan crecer, avanzar, creer y confiar más en ti. Si no hay sitios o personas ahora mismo cerca tuyo que te permitan sentirte así, sal a buscarlos. No desistas en el camino. Recuerda que aunque otros no lo vean hay valores, dones y encantos que tienes para dar y compartir, y hay rincones que te necesitan para que los vuelques y te sientas por fin mejor.
Cuando alguien te haga sentir que no ha tenido tiempo para ti, la falta de interés lo deja en evidencia.
No demores mucho en girar tu atención a fuentes de crecimiento e intenta desatar el nudo destructivo que te enlaza con aquellos que no saben todo lo que vales.
Fuente: Ps.Patricia Cabrera Sena |
