Durante décadas, se ha recomendado beber leche por ser una fuente rica en calcio. Sin embargo, investigaciones acerca de sus supuestos beneficios, como huesos más fuertes y menos fracturas, han brindado resultados contradictorios. Ahora, un equipo de científicos revela que consumir grandes cantidades de leche no reduce el riesgo de sufrir fracturas. Las mujeres que beben más de tres vasos al día incluso son más propensas a romperse los huesos.

El Profesor, Karl Michaelsson, de la Universidad de Uppsala, y su equipo examinaron los hábitos alimenticios de 61,400 mujeres entre 1987 y 1990, y de 45,000 hombres en 1997. Los participantes también completaron cuestionarios acerca de la frecuencia con la cual consumían productos lácteos en un año. Posteriormente monitorearon su salud durante 20 años, siguiendo qué fracturas habían sufrido los partícipes y quiénes habían fallecido.

Encontraron que las mujeres que bebían más de tres vasos de leche al día (es decir, 680ml) eran más vulnerables a sufrir fracturas. En cuanto a la ruptura de cadera, el riesgo aumentaba en un 50% para quienes consumían grandes cantidades de leche. Aquellas mujeres también tenían el doble de probabilidades de morir al final del estudio que quienes bebían menos leche.

Curiosamente, cuando se trataba de productos lácteos fermentados como el yogurt, se observó un patrón opuesto; las personas que más los consumían tenían un riesgo menor de sufrir una fractura. Los investigadores piensan que esto se debe a los azúcares presentes en la leche, los cuales se ha demostrado que aceleran el envejecimiento.

Los resultados cuestionan la validez de consumir grandes cantidades de leche para prevenir las fracturas y la fragilidad ósea. No obstante, advierten que su trabajo sólo sugiere una tendencia y no tiene que interpretarse como una prueba de que el consumo de leche provoca fracturas. Aseguran que las recomendaciones nutricionales no tendrían que cambiarse hasta que una investigación más profunda se haya llevado a cabo.

El estudio ha sido publicado en British Medical Journal.