No es ninguna gran novedad saber que el pensamiento nos determina en nuestra forma de vivir, decidir y sentir.
El pensamiento está de fondo SIEMPRE. Trabaja sin descanso, condicionándonos. Muchos pueden venir a enseñarnos, a prepararnos, a informarnos, a aconsejarnos, pero el resultado final dependerá mucho de nuestro pensamiento, que será siempre selectivo, y nos direccionará e influirá en las decisiones, respuestas, reacciones, discursos, intercambio de ideas, y acciones en general.
Por eso es TAN IMPORTANTE que si ves que una forma de pensar te tiene bloqueado, inconforme, infeliz, inseguro, quizás ya sea hora de animarte a generar pensamientos nuevos.
El poder del nuevo pensamiento te llevará a destinos diferentes y seguramente mejores, el asunto es, ¿cómo crear nuevos pensamientos?
El tener espacios seguros y maduros, donde volcar afuera lo que pensamos y lo que sentimos, nos puede llevar a aperturas mentales que pueden renovarnos por dentro, que pueden sacarnos miedos, revitalizarnos las ganas, motivarnos a enfrentar desafíos, perderle el miedo a los cambios. Porque hablar es procesar, es colocar afuera en orden y con más claridad lo que tenemos adentro confuso y oscuro.
Otra fuente de nuevos pensamientos la generan los cambios de rutina, buscar algo nuevo, roces sociales diferentes, lecturas distintas, aprendizajes en terrenos desconocidos, experiencias renovadoras en áreas pocas veces transitadas...
Hay diferentes formas de crear pensamientos nuevos, pero sólo hay algo seguro: el pensamiento tiene un poder inalcanzable si lo sabemos utilizar y direccionar. Darle un contenido intenso, sano, bueno, nos asegura un camino mejor.
Nuestra forma de pensar realmente puede generar una profunda alegría como una insondable tristeza.
La emoción y el pensamiento se dan la mano constantemente y se determinan mutuamente.
Por eso ten en cuenta lo que piensas si realmente quieres un cambio en tu vida.
Fuente Ps. Patricia Cabrera Sena - www.suconsulta.com |