Extiende los Arcanos Mayores sobre una mesa de la siguiente manera:
Saca del mazo la primera y la última carta, es decir, El Loco y El Mundo (XXI). Coloca los arcanos mayores en dos hileras, por orden numérico de I a X y de XI a XX, y pon en el extremo izquierdo El Loco (que parece venir al encuentro de esta doble hilera) y, en el derecho, El Mundo (que parece mirarla bailando).
En este orden, se puede ver que los arcanos mayores se organizan en 2 series:
La primera, de I a X, representa personajes humanos o animales en situaciones identificables. La parte superior de la carta, en la mayoría de los casos, coincide con la cabeza del o de los protagonistas, salvo en el caso del arcano VI (El Enamorado), en que el cielo ampara un sol y un ángel infantil. Se podría calificar esta serie de “clara”, puesto que representa imágenes con connotación histórica o social.
En la segunda serie de los arcanos mayores (del XI al XX), en cambio, los personajes y las situaciones adoptan un carácter más alegórico y menos realista. Se podría calificar de más “oscura”, ya que parece desarrollarse en un universo psíquico y espiritual próximo al sueño. Aparecen personajes míticos, ángeles y diablos; a partir del Arcano XVI el cielo está presente con manifestaciones energéticas, astros, emisarios divinos.
Mira los arcanos así ordenados y fíjate en los detalles que vayan apareciéndosete espontáneamente. Presta atención a la dirección de las miradas: a veces dirigidas hacia la derecha, a veces dirigidas hacia la izquierda, y en algunos casos hacia delante, con algunos personajes que nos miran a la cara (como La Justicia, el rostro de El Sol, o el ángel de El Juicio).
Cada imagen te inspirará algo diferente. Estas reacciones son normales, proceden de nuestra educación y de nuestra historia personal: el Tarot es un poderoso instrumento de proyección.
Fuente: “La Vía del Tarot” de Alejandro Jodorowsky |