Conocer nuestra historia y volver al amor propio es el proceso más duro pero gratificante de nuestras vidas. Y se crece en recompensas merecidas.
Los días de descanso son buenos para mirar hacia adentro y hacia atrás. Una vez que te percatas de un patrón no puedes ser indiferente, hacerte el loco y pensar que caes en lo mismo por coincidencia.
La manera de hacerlo más fácil es jugar a ser antropólogos de nuestras conductas. ¡Vamos a cazar patrones!
Todos estamos en esto. Todos alguna vez nos hemos sentido no merecedores o que no hacemos lo suficiente. Esto hace que cada vez mostremos menos lo que nos hace únicos y diferentes, lo que hemos venido a aportar.
El mejor ejercicio para cazar patrones es escribir: iniciar un diario, cuestionarnos, expresarnos sin censura.
Y el conocimiento de nuestras creencias es importante. Conocimiento es poder. Pero nada haces con eso en tus manos si no eres compasivo contigo mismo. Con-pasión.
La meta es abrirnos de par en par, aceptar la vulnerabilidad. Esto requiere valentía, pero es así como recuperas tu poder y autenticidad.
Fuente: Mia Astral |