Ir con el tiempo justo a una entrevista de trabajo, no encontrar aparcamiento, dejar el coche de cualquier manera, entrar a la oficina donde se lleva a cabo la selección de personal y decirte la recepcionista, poco después de presentarte, que llegas con tan solo… ¡24 horas de retraso! Estabas convocado para ayer y la persona ya ha sido contratada. Salir con las orejas gachas y no encontrar tu coche porque la grúa se lo ha llevado: habías estacionado en la entrada de un garaje. Estás sin coche, sigues sin trabajo y con una multa que pagar. ¿Te resulta familiar?
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