Para dejar de ser víctima la persona primero tiene que concretar una ardua tarea, y es la de aprender a verse como tal. El paso primero para decir basta es primero asimilar que lo eres. Si no te ves víctima jamás actuarás defendiéndote. Uno de los rasgos más característicos de las reales víctimas es que no lo reconocen, adornan los hechos, niegan lo obvio, justifican lo injustificable, dudan y soportan lo insoportable. Quizás la vida les enseñó a soportar eso, quizás su autoestima tiene un daño profundo que les impide reconocer que están en una trampa, pero la mejor parte de todo esto es que la real víctima cuando por fin se ve, se reconoce como tal, reacciona.
Para liberart
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