Muchas personas se empecinan en que el otro se perfeccione en aquello que NO es su cualidad ni talento. Creen que de ese modo ayudan. Si bien todos necesitamos fortalecer nuestro lado débil, no por eso descuidemos aquel aspecto nuestro que puede ser un potencial dormido que sólo necesita que lo alimenten, que lo motiven, que lo despierten.
Hay un porcentaje importante de padres que desde edades tempranas aplican esa dinámica equivocada en sus niños.
El ser humano necesita terrenos de libre expresión, espacios donde evacuar sin límites su poder creativo, su imaginación, su lado artísitico, su inspiración, su pasión. Algunos se dedican a una tarea, otros a otra, todas bien diferentes y variadas, porque somos muchos y por razones obvias tenemos millones de ideas, de gustos, de habilidades, de cualidades. El punto es permitir que desde tiempos tempranos el ser humano se contacte con ellas, las conozca, se sepa fuerte en algo, habilidoso en algo, poderoso en algo, será su punto de apoyo en el que sostenerse en momentos de dudas, daños, confusiones… es bueno cuando estamos mal saber que hay algo nuestro que nadie tocará, que nos pertenece, y que siempre podremos desarrollar más, especializarnos en eso más, ayudar a otros más, colaborar con el crecimiento de una sociedad.
Pero si desde pequeños los padres ven mal aquello que pudo ser maravilloso, lo descalifican, lo desplazan, y obligan al niño a concentrarse en algo en lo que no es bueno, dejando de lado un talento, estarán cortando bellas alas que hubieran alcanzado un gozoso y productivo vuelo.
Si sabes que tienes un aspecto tuyo que necesita expresarse, desarrollarse y levantar un vuelo que puede ser alto y que será para ti lo más gozoso, no lo demores, tu vida es ésta, es ahora, tu tiempo puede ser breve o largo, pero intenta siempre que valga la pena transitarlo.
Fuente: Ps. Patricia Cabrera Sena |