Pregunta de Ignacia:

Hola… Sé que tiene mucha demanda pero espero que pueda aconsejarme algún día... Tengo 25 años y una relación hace un año y medio con un hombre 17 años mayor... Me he sentido muy feliz y muy miserable a su lado, me he vuelto dependiente y celosa y he aceptado actitudes que nunca habría tolerado antes. Simplemente cada vez que intento alejarme, siento un abandono horrible y en la balanza prefiero seguir a su lado. Mis padres me echaron de sus respectivas casas a los 18 años, me quede sola, estudié y trabajé e intenté hacer lo mejor para mi vida. Mi madre siempre fue distante y en parte me echó por el interés sexual de mi padrastro sobre mí, quien por cierto, tiene la misma edad de mi pareja. Mi padre en tanto, siempre fue muy cariñoso, pero irresponsable, además con antecedentes de depresión y con un hermano y un padre suicidas. Ambos se han comportado siempre como hermanos mayores más que como verdaderos padres, la única identificación paterna que tuve fue con una pareja de mi madre que murió inesperadamente cuando yo era niña, él era el hermano menor de su mamá (mi tío abuelo) y tenía la misma diferencia de edad que yo tengo con mi pareja. En fin, sólo quiero dejar a un lado los patrones de conducta de mi familia, las mujeres de mi casa parecen despreciar a los hombres y ninguna tiene una relación saludable con el sexo opuesto. Esta relación ha sido hermosa porque ha sacado a relucir todas mis neurosis y las de mis ancestros, pero estoy agotada y asustada, él tiene sus propios problemas (madre golpeadora, padre ausente) y siento que ya no puedo más. Nos llevamos bien en muchos sentidos, compartimos, tenemos buen sexo, y me siento feliz y entretenida a su lado, pero a ratos me perturba nuestro juego de roles, yo me comporto como una niñita (pero muy intelectual, lo que me hace atractiva para él) y él como el tío o el papá un poco indiferente. Estoy enamorada y por lo mismo, temo no volver a encontrar una persona con la que tenga tanto entendimiento y la justa medida de perversión y amor... Sin embargo no quiero vivir un amor enfermizo, que me quita libertad y paz (por mi inseguridad y celos) pienso en irme y empezar de cero en otra parte, pero duele dejar atrás algo que es casi un vicio. Bueno, discúlpame por lo extenso, me da vergüenza, pero puede más la necesidad, y si alguna vez lees esto, ¿puedes por favor darme un consejo o lo que a ti te parezca? Muchas gracias.

Respuesta de Alejandro Jodorowsky:

Querida viciosa,

Te digo “viciosa” porque te comportas con tu relación amorosa como se comporta una adicta a la heroína. Sabes muy bien lo que te pasa, la vida que llevas y el mal que te hace. Vuelve a leer tu carta y fíjate en todo lo que he destacado aumentando el tamaño de las letras. Tu niñita interior busca con desesperación un padre, porque nunca lo tuvo. Y de manera subliminal, una madre, porque la que tuvo fue cruel, fría y golpeadora. Dices ser celosa, tu madre lo es más: te expulsa de su lado porque tiene celos de que seduzcas a tu padrastro… Vives una relación emocional con otra pareja de tu madre, que muere inesperadamente. Eso te ata a algo inacabado… Tu hombre actual es indiferente, y en esa indiferencia encuentras a tu madre. Por supuesto que la solución es cambiarte de nombre, cortar con tu amante, “irte y empezar de cero en otra parte”… Pero solucionar tu vicio no te conviene. Temes volver a la soledad de siempre. ¿Qué hacer? Primero que nada tienes que hacer un masaje de nacimiento. (En mi libro “Manual de psicomagia” explico toda esa ceremonia). Comprenderás entonces lo que es tener una madre y un padre que te aman como debiste haber sido amada. Cesarás entonces de menospreciarte a ti misma sintiendo que mereces que te amen. Mirarás tus sentimientos desde otro punto de vista: no debes vivir de continuo en la seducción, haciendo esfuerzos inmensos para que seres indiferentes (traumados ellos también por sus padres) incapaces de amar, te usen para satisfacer sus neurosis de dominio. ¿Te sirve lo que te estoy diciendo? Lo dudo. No quieres soltar la droga. Como toda niña deseas obtener sin invertir esfuerzos. Cuando estés ya casi invadida por una depresión haz esto: corta la relación con tu amante durante tres meses, viaja esos 90 días alrededor del mundo, sola, sin contestar ninguna llamada. Aprenderás a estar contigo misma, a ser tu mejor acompañante. Ponte a estudiar cómo fabricar pasteles. Hazte profesional de aquello y abre un pequeño salón de té donde ofrecerás pasteles que serán verdaderas creaciones artísticas… Si puedes realizar esto, estarás salvada. Si te quedas con el hombre actual, en las condiciones neuróticas que viven, él te dejará. Tú sufrirás y al cabo de corto tiempo encontrarás otro hombre, con defectos semejantes al hombre anterior, que será -por “casualidad”- 17 años mayor que tú.

Fuente: Plano Sin Fin

Imagen: Jon Reinfurt