Mira dentro de ti para saber por qué no te ayudó ese maestro (terapia, taller, libro…)
¿Por qué no funcionó la terapia? ¿Por qué terminé de leer ese libro de y me siento igual? ¿Por qué ese taller no me cambió la vida?
Es posible que montones de sesiones de diferentes terapias, toneladas de bienintencionados libros de autoayuda, rutas por talleres, conferencias y cursos de crecimiento personal no cumplan las expectativas de personas que desean, por ejemplo, manejar sus emociones, vivir una vida de pareja plena, prosperar económicamente, o sanar su cuerpo o su espíritu.
Un ejemplo que podría clarificar esta idea es el caso de la persona que busca tener una relación de pareja con un alto nivel de consciencia, pero sin cambiar su estilo de comunicación violenta en otros ámbitos de su vida, sus hábitos tóxicos o su inmadurez en la relación con su familia. Buscar que una parte de nosotros sane, crezca o se transforme sin comprometer al resto del sistema con ese cambio es como querer que una gran empresa prospere sólo renovando uno de sus departamentos.
Si no funcionó la ayuda recibida, la mente puede entrar en la desesperanza, e incluso en la desconfianza generando pensamientos como: “yo no tengo remedio”, “nada podrá cambiar este aspecto de mi vida”, “todo es un engaño”, etc.; pero, ¿qué pasaría si, en lugar de que la mente tome el control de la situación, dejamos que lo tome nuestra parte más consciente? Con curiosidad y mucho amor, esa parte podría preguntarse:
¿De qué me di cuenta en la ayuda recibida? ¿Qué cambios en mi día a día he realizado a partir de ese momento? ¿Me he empleado en aplicar lo aprendido en aspectos concretos de mi vida? ¿Me he comprometido en firme con mis objetivos? ¿He renunciado a los beneficios que traía estar en el problema? ¿Me he situado en el centro de la responsabilidad del cambio que quiero que se produzca en mi vida?
Por muy abrasados que encontremos nuestro interior o nuestra vida, si nos alineamos con la sana necesidad de ser ayudados y nos comprometemos a trabajar con lo recibido de cada maestro, los cambios irán sucediendo, cada cual habrá tenido su sentido, paso a paso, y como se repobla un bosque, árbol a árbol, primavera a primavera, con paciencia y trabajo, lograremos la merecida transformación que hará más frondosa y florida nuestra vida.
Carmen Guerrero |