De tan simple, nos olvidamos de ese detalle: no podemos dar lo que no tenemos, es imposible hacer felices a otros si nosotros no estamos felices.Y cuando hablamos de "estar felices" quizás sea mejor decir: estar en armonía, tranquilos, gozosos, en equilibrio, contagiándonos de sonrisas, compartiéndolas, brindándonos permisos de disfrute sano, de paseos, de música, de compañías, de salidas, de comidas, de lectura.¡Hay tantos pequeños detalles que nos pueden hacer bien!... y la mayoría no vienen de afuera, sino de adentro. No los generan otros, sino nosotros... ¡Vamos! ¡asumámoslo! es tiempo de dejar de esperar del entorno lo que podemos brindarnos nosotros.Lee ese libro. Escribe esa carta. Haz esa llamada. Come ese postre. Camina por esa playa. Toca esa puerta. Regálate ese vestido. Genera la magia... haz el primer acto de conexión con tu felicidad, facilítalo... invita a otros a que se acerquen a ti para que lo vean, busca espectadores sanos de tu felicidad... y que se contagien. El amor sano se pone felíz con tu felicidad... ya sea un amigo, un hijo, una pareja, si te ama sanamente sonreirá con tu sonrisa... se iluminará con verte gozoso, animado, entusiasmado, ... busca esos vínculos que aumentan su plenitud cuando ven la tuya. ¡Y esa será tu mejor manera de repartir y multiplicar tu felicidad!Ps. Patricia Cabrera Sena - www.suconsulta.com |