Es difícil, en el momento de estar pisando fondo, pensar que ésto puede ser el comienzo de algo mejor que nos espera a la vuelta de la esquina.
Realmente, a la hora de sufrir pocos pueden tener el optimismo de estar convencidos: ésto es para que llegue algo mejor. Pero demasiadas historias reales nos confirman que en eso consiste la vida. Luego de todo final, surgen comienzos. No sabemos qué tipo de comienzos, no sabemos qué historias nuevas surgirán, pero si la vida sigue, los hechos también, y eso significa que comenzarán nuevas instancias para nosotros.
Lo que pasó antes puede cumplir dos funciones: o nos hundió dejando heridas sangrantes en forma indefinida, o pueden ser lecciones de las que aprendemos para estar mejor equipados a la hora de enfrentar lo que llegará a nuestra historia.
No te sorprenda que lo que llegue sea mejor porque, entre otras cosas, si aprendiste de la lección pasada, sabrás elegir mejor en el futuro. Y al estar en una instancia más sana para ti, es probable que los que se acerquen a ti sean mejores vínculos que te llevarán a un estado anímico más limpio, más liviano, más pleno. Y eso se traducirá en días más armoniosos y un estado tuyo más productivo, lúcido y de mejores decisiones en todos los sentidos.
Si usamos la lógica lo entenderemos mejor y actuaremos más convencidos.
No temas al final, es sólo la garantía de que comenzará algo nuevo para ti. Rescata lo mejor de lo que pasó, úsalo para crecer, para sentirte mejor, para decidir mejor, para relacionarte mejor, para producir mejor y para logros finales mejores.
Si sientes que llegas a un fin siempre recuerda que, aún respetando al dolor obvio que tienes que procesar, algo nuevo sin duda comenzará, y de ti depende que te oriente a rumbos más sanos y de mejores pronósticos para ti.
Fuente: Ps. Patricia Cabrera Sena – www.suconsulta.com |