Ahora que hemos plantado la semilla y ya estamos en marcha, empezamos a ver los puntos que tenemos que corregir. Es posible que sintamos como un freno, pero no es así. Ahora que hemos empezado a caminar es cuando de verdad vemos las cosas sobre la marcha, y por tanto, vemos lo que tenemos que corregir.
Se trata de ver lo que nos impide avanzar para trabajar en ello. Si no vemos nuestros errores no podemos corregirlos. ¡Pues de eso se trata!
A medida que vas avanzando, hazte estas preguntas: ¿Qué o quién me frena? ¿Qué estoy acumulando? ¿Qué escondo? ¿Qué o quién me hace parar? ¿Qué o quién me hace sentir recluido/a?
Tenemos que cambiar la perspectiva para llegar a un entendimiento. Se trata de desprendernos de la visión que teníamos hasta ahora para que madure nuestra mirada. Tal vez, aquello que estás viendo como una traba es en realidad la llave para tu liberación. ¡Piénsalo!
Es posible que, eso que estás viendo como un sacrificio, un castigo o culpa, no sea más que un empujón hacia tu evolución. Es como la historia que cuenta: “Le pregunté a Dios: ¿Por qué me estás llevando a las aguas turbulentas? Él me respondió: Porque tus enemigos no saben nadar.” Así que piensa, ¿para qué el Universo me manda esta situación? Tal vez, lo que ves como un castigo es en realidad una bendición.