Dicen que demasiados problemas de la vida giran por no saber la persona decir: "BASTA, hasta aquí, se terminó"
Y no nos referimos únicamente a una relación importante, también en situaciones circunstanciales del roce social diario entre familiares, amigos, compañeros de trabajo... muchas personas se ven totalmente imposibilitadas de marcar un límite, de decir: punto final a este asunto.
Cuántas situaciones y tensiones se simplificarían y aliviarían si tan solo nos animásemos a decir: NO, hasta aquí. No quiero que pase más esta situación, no quiero que me hables así, no quiero que me trates de ese modo, no me gusta tu manera de ser, no tengo por qué tolerar más ésta situación. Hasta aquí llegué, me resisto a soportar determinados tratos. Punto final a todo esto.
El punto final es un modo de marcar el límite cero de tolerancia. Es cuando la mente ya sabe que hasta ahí llegó y más no puede negociar. El punto final es indicativo de que la persona ya conoce su límite. El conflicto se genera cuando, aún sabiéndolo, no lo marca, no lo dibuja, no lo dice, no escribe... y los puntos finales se vuelven puntos suspensivos, y a partir de ahí colapsa el mundo emocional, porque una parte nuestra sabe lo que quiere, y otra parte nos frena y nos impide actuar en consecuencia a lo que queremos, y dos voces opuestas internas entran en lucha, la que sabe que es ahora mismo el momento de marcar el BASTA, y la que por distintas razones (todas relacionadas con miedos y debilidades) se niega o resiste a dibujar el punto final.
Si te sientes identificado con este dinamismo interno de luchas que agotan y estresan, recuerda que hay dos opuestos en ti que necesitan negociar, necesitan conocerse, hablar, trabajar el uno con el otro, entenderse, y por fin ACTUAR a favor del único dueño de tu vida y tu cuerpo: tú mismo.
Fuente: Ps. Patricia Cabrera Sena |