Hay escépticos que insisten que no todo en la vida consiste en sólo creer, que se necesitan coincidencias, circunstancias, situaciones, actitudes de otros, no sólo nuestras, y un sin fin de hechos que se den para por fin elevarnos en vuelo alto y de logros personales. O sea: mis alcances no dependen sólo de mí sino de todo un entorno que me condicionará siempre. Me frenará o me elevará, me extenderá las alas o las guillotinará.
Los que piensan así le están dando demasiado poder al mundo externo, que por supuesto lo tiene, que por supuesto influye, que por supuesto facilita situaciones o las obstaculiza, pero ahí está el detalle: cuando surgen frenos de afuera, cuando otros nos critican, o cuando alguien se impone y se nos cruza en el camino cortándonos el paso, el que no cree en sí mismo sin duda obedecerá al obstáculo, incluso lo agrandará, escuchará las voces que lo enjuicien y desprecien, dudará de todas sus capacidades, se llenará de miedos y desconfianzas, y poco a poco aquello que obstruyó su camino ganará.
Por el contrario, el cree en sí mismo, sin soberbia pero con una sonrisa segura, seguirá tranquilo su recorrido, sin explicar mucho, sin necesitar argumentar sus actos ni decisiones. Cuanto más le juzguen más fuerza interior sentirá para continuar, verá con claridad lo que otros son y lo que es él y hasta dónde quiere llegar, tendrá muy claro el objetivo y sus capacidades, sabrá de sus fallas, habrá aprendido de sus errores, los reconocerá para evitar repetirlos. El que cree en sí mismo, el que se ve con transparencia y sin asustarse, entendiendo sus limitaciones humanas normales, simplemente seguirá para adelante a pesar de los vientos en contra, a pesar de las amenazas de un entorno celoso y desconfiado, a pesar de las formas de amar insanas de otros que lo quieran hundir generándole inseguridad en sí mismo en lugar de alimentar su fuerza interna y su confianza en sí mismo.
El que cree en sí mismo vivirá muchas luchas, nadie se salvará de ellas, pero aún así, seguirá su vuelo, no sentirá que tenga límites, sabe lo que quiere y hará lo posible y lo imposible por llegar allí, reconoce su valor y sabe que merece lo mejor.
Así que, con éstas cosas claras, no lo dudes, simplemente extiende sus alas y ve por lo que quieres.
Fuente: Ps. Patricia Cabrera Sena – www.suconsulta.com |