Es real, nadie puede afirmar que nacemos plagados de odios y miedos, son emociones y sentimientos que se van metiendo en nuestro interior sin permiso y sin freno según la realidad que nos toque vivir según el entorno que nos rodee, en el que nacemos y crecemos, segun el tipo de amor que recibimos, según las lecciones que aprendemos sobre el cómo dar y recibir los afectos.
Ahora viene la parte en que todos preguntan: pero, ¿cómo se logra desaprender? Pues lo primero que ha de quedar claro es que no hay estructura mal hecha que se pueda reconstruir sin desmoronarse en parte, habrá que desequilibrarnos un poco, enfrentar las bases de nuestra historia, de nuestra construcción. Eso significa ir a las raíces del asunto, revolver ollas de contenidos desagradables, sentir aromas que no recordábamos de un pasado que nos metió elementos en nuestra vida que ni pedimos ni esperábamos.
Cuando nacimos vinimos con recetas frescas, de ingredientes nutritivos, con fragancias deliciosas, y un prometedor alimento sustancioso y vigorizante... pero algo "en mal estado" de nuestra historia se interpuso en la cocción, se intercalaron componentes con emanaciones putrefactas que sólo vienen a echar a perder el resultado final.
Pues en eso consiste la limpieza interior, volver al inicio de toda esta construcción en nuestra personalidad, e ir separando los ingredientes en mal estado, y volver a amarnos de nuevo. Se necesita un encare con uno mismo, quizás con otros, charlar con el interior nuestro que tiene tanto para decirnos, replantearnos la vida, cuestionar el pasado, perdonar hechos, priorizar nuestro presente, negociar con lo que pasó, limpiar el camino de piedras, entender que es tiempo de vivir en serio y sanos, más fuertes y más claros. Reeducar impone asumir lecciones nuevas, aprendizajes nuevos, ser alumnos de nuevo, tener la humildad y la valentía de encarar errores cometidos por nosotros y por otros, y reacomodar las fichas adentro.
Sí, sería un buen comienzo para reeducarnos, para liberarnos del pasado, para cambiar el presente... y por fin mejorar.
Ps. Patricia Cabrera Sena |