Dejar suelta nuestra inteligencia, nuestro lado sabio, el que conoce el poder de las cosas, de los sabores, de los colores, de los números, de los lugares, de las sensaciones, de los paisajes, de los sentimientos, de los libros, etc. Entonces es cuando el conocimiento se vuelve recreo, diversión, producción, pasión... creación.
Cada ser humano tiene su propia inclinación acerca de sus preferencias a la hora de querer conocer. Cuando algo nos apasiona nos volcamos con pasión sobre eso. Lo investigamos, lo desmembramos, lo intentamos entender, desmenuzar. Entramos en sus raíces, lo olemos, lo masticamos intelectualmente y lo vamos digiriendo, introduciéndolo en nuestro conocimiento. Lo producimos, lo mejoramos, buscamos formas de perfeccionarlo. Si es algo que ya existe lo tomamos para renovarlo, hacerlo crecer más, superar lo que ya existe.... y eso es volvernos creativos, desafiantes.
Cuando incluimos nuestra imaginación, con nuestra inventiva, mezclados con la emoción, la sonrisa y la pasión, ¡nos divertimos!
El que cocina, el que construye, el que escribe, el que hace manualidades, el que trabaja en la salud, el político, el que limpia, el que teje, el que siembra, el que negocia, el que pinta, el que viaja, el artista... Todos tienen sus pasiones. Y cuando mezclan su experiencia, con su inteligencia y su creatividad... ¡se divierten!
Por eso siempre deja que tu inteligencia se divierta, que camine recorridos que nadie ha transitado, que se rebele a lo que otros impongan, que se escape de los parámetros aceptados existentes, que corte las cadenas, que se libere, que se eleve... ¡y que vuele!... construyendo puentes nuevos de conocimiento... y creando, siempre creando.
Fuente: Ps. Patricia Cabrera Sena
“La creatividad es la inteligencia divirtiéndose”
Albert Einstein |