ANOREXIA (parte I)
Bloqueo físico:
La anorexia es una disminución del apetito que produce, según su grado y su causa, un adelgazamiento con repercusión en el estado general de salud.
Bloqueo emocional:
El anoréxico rechaza a su madre, rechazando el alimento que el símbolo de nuestra madre Tierra. Al rechazar a su madre, que es su modelo del principio femenino, esta persona rechaza su parte femenina. La mujer anoréxica tiene una gran necesidad de volver a aprender a vivir y de darse el derecho de ser una mujer, en lugar de evadirse. De hecho, la persona anoréxica se va fácilmente a su mundo imaginario, ya que preferiría vivir en el más allá en lugar de realizar lo que vino a hacer a este planeta. Ya no le gusta comer porque ha cerrado la puerta a su deseo de vivir y actuar.
Bloqueo mental:
Si padeces anorexia tienes que cambiar cuanto antes la percepción que tienes de tu madre. Ella ha hecho siempre lo mejor que ha podido y tiene derecho a tener sus miedos y sus limitaciones, como cualquier ser humano. Es posible que te haya decepcionado en un momento dado, cuando eras pequeña, pero lo que te hace sufrir es tu percepción de los acontecimientos y no los acontecimientos mismos. Puedes cambiar esta percepción. Si aceptas a tu madre y su manera de nutrirte afectivamente, aprenderás a aceptar a la mujer que hay en ti y recuperarás el gusto por la vida y por los alimentos.
Fuente: Lisa Bourbeau - Obedece a tu cuerpo. ¡Ámate!
ANOREXIA (parte II)
La anorexia está caracterizada por un rechazo completo de la vida. Es la desgana total por todo lo que vives y que puede entrar en tu cuerpo para alimentarlo. Este sentimiento puede incluso transformarse en odio.
Existen varios símbolos de vida: el agua, el alimento, la madre, el amor, el lado femenino.
Tienes el deseo ardiente e inconsciente de escapar a la vida, de odiarte y rechazarte porque vives el miedo extremo de abrirte a la vida que hay alrededor. Vives desánimo a tal punto que te preguntas qué podría ayudarte. Tienes el deseo inconsciente de “desaparecer” para molestar lo menos posible a tu entorno. Te rechazas permanentemente.
La anorexia y la obesidad vienen de un sentimiento profundo insatisfecho de amor y de afecto, aunque las dos enfermedades toman físicamente caminos divergentes. Varios trastornos de la alimentación descansan sobre la relación madre–hijo en la cual existe o existió un conflicto.
Además, se trata muy a menudo de una contrariedad en cuanto al territorio que tienes la sensación de no tener, de perder, o de que no te lo respetan. Este territorio puede estar constituido tanto por las posesiones físicas (vestidos, juguetes, coche, casa, etc.) como de las posesiones no físicas (tus derechos, adquisiciones, necesidades, etc.) o de las personas que te rodean ( padre, madre, amigos, pareja, etc.)
Vives una contrariedad que es reciente con relación a alguien o a algo que no puedes evitar y que no digieres.
Aunque la anorexia se halle más frecuentemente en la adolescencia, ésta existe también en el bebé y en el niño/a.
Si nos ponemos en el lugar del bebé o del niño/a, si nos damos cuenta que el rechazo de la comida puede derivar de un contacto alterado con la madre: la privación del pecho materno y del cálido ambiente físico que tendrían que acompañar la toma de la leche, el modo artificial de alimentación, dosificada y demasiado rígida en su aplicación, la sobre o sub-alimentación impuesta por respeto a una curva de peso ideal, con desprecio de ciertos ritmos alimentarios individuales cambiantes, etc.,el niño/a puede reaccionar a esto por un rechazo progresivo de alimentarme: vómitos, pérdida de peso, trastornos del sueño, caprichos alimentarios, etc. Es importante que, como madre, respetes los gustos, los ritmos propios del niño y que dejes de querer ser la madre perfecta y super-protectora.
En el caso de un niño un poco más mayor y que manifiesta anorexia, suele ser más atenuada y se caracteriza por un “pequeño apetito”, siendo un pequeño comedor que detesta la tarea de las comidas, con caprichos alimentarios, con rehuso obstinado de ciertos alimentos, acabando rara vez el plato, vomitando frecuentemente y masticando sin fin el mismo bocado. A esta edad, la mesa y sus imperativos sociales juegan un papel importante, porque las comidas son una reunión familiar bajo la autoridad de los padres en la cual pueden brotar reacciones y conflictos.
La anorexia es, fundamentalmente, la necesidad de colmar un vacío interior de alimento afectivo. Necesitas amor y aceptación incondicional de tu madre interior.
La anorexia, contrariamente a la obesidad, es el intento de hacer morir de hambre el vacío interior para hacerlo tan pequeño que desaparezca y que ya no pedirá nada en absoluto. Es uno de los motivos por los cuales sigues viéndote gorda (fijación mental sobre la gordura) incluso si estás delgada y esbelta. Dicho de otro modo, sigues viendo sus necesidades afectivas y emocionales muy grandes y te sientes vencido por ellas.
La anorexia puede también aproximarse a un sentimiento de estar reñido, tanto por la vida como por la madre, lo que te empuja hacía el deseo de independencia y de individualidad. Es la razón por la cual se rechazas el alimento al mismo tiempo que a tu madre, por la sensación de sentir únicamente su poderoso control.
Vives el sentimiento de estar fuera de tu propio control con relación a los acontecimientos e intentas de un modo exagerado recuperar el control. “No me gusta el modo en que mi madre me ama y la detesto por esto” “Quiero seguir siendo niño/a porque quiero acercarme lo más posible de una forma de “pureza” física e interior”. (Es durante la pubertad que suele manifestarse la anorexia). Es una búsqueda absoluta de juventud.
Como niño/a, rechazas las fases sexuales correspondientes a tu edad, así que cualquier intento de intimidad sexual, descubrimiento y abandono hacía una eventual pareja (ausencia de madurez) son casi inútiles. Si vives todo esto de un modo profundo, frecuentemente esto está vinculado a un profundo traumatismo sexual pasado, a un abuso o a una inseguridad afectiva. Esta experiencia favoreció el hecho que se instalase en tu cuerpo la desesperación y “cerraste la puerta” a tus deseos físicos, espirituales y emocionales.
Aceptar gradualmente tu lado femenino, intuitivo y emotivo, es esencialmente lo primero que tienes que hacer para resolver tu anoréxia. Utiliza el método que quieras, pero házlo.
Acepta cierta intimidad sexual, femenina e incluso materna (porque tienes que aprender a amar a mi madre). Aprende a amar a tu cuerpo y a amar a los demás. Ve lentamente, porque es una situación delicada, en la que tienes que abrirte al amor y a la belleza del mundo. Pide ayuda si es necesario. Y, sobre todo, mantente abierto/a a lo que te depara la vida.
Apreciarás mucho la aceptación y el amor incondicionales. Haz actividades (deportivas u otras), si es posible.
He aquí un punto interesante. Como persona anoréxica, puedes tener la impresión de encontrarte interiormente como atrapada dentro de unos “anillos = pequeños anos” (ano –réxia) como si estuvieras en el interior de varios aros tipo ‘hula-hop’ que te aíslan del resto del mundo, mientras se va intensificando tu sentimiento de limitación frente a la vida. Mantente abierto a cualquier otro signo de este tipo. Visualízate liberándote de esos aros diciéndoles “gracias” por la toma de consciencia que me ayudaron a hacer, pero sabiendo que ahora ya no son necesarios.
Visualiza también esta imagen: con cada inspiración, más luz está entrando en mí para llenar mi sentimiento de vacío interior.
Fuente: “El Gran Diccionario De Las Dolencias Y Enfermedades” de Jacques Martel | 