La gente de aquella aldea jamás había visto un animal semejante, y algunos, llenos de impaciencia por conocer a la portentosa bestia, se fueron al establo donde ésta se encontraba.
Era de noche y el lugar estaba a oscuras, y los curiosos no tomaron la precaución de llevar lámparas con ellos. Así que decidieron conocerlo por medio del tacto.
Cada uno de ellos palpó una parte distinta del elefante, y se hicieron su propia idea del animal.
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