Si no existe ninguna enfermedad que justifique la gordura, perder peso es una cuestión de cambio de hábitos: si te mueves más de lo que te vienes moviendo y comes menos de lo que estabas comiendo, las garantías de que perder peso son casi totales. Parece una cuestión casi matemática.
¿Por qué fracasan entonces tantas dietas? ¿Por qué cuesta tanto cambiar los hábitos incompatibles con lo que queremos conseguir? ¿Tendrá que ver con lo que nos decimos a nosotros mismos? ¿Te animas a cambiar de disco?
Sí, la parte conducta del proyecto de adelgazar es bastante matemática, pero la parte de voluntad tiene mucho que ver con lo que pasa
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