Para curar las heridas hay que entrar en ellas. Sólo así las podremos limpiar a fondo, desinfectarlas, sacar la parte infectada y ya putrefacta, con olor desagradable, que impregna nuestra historia.
No podemos esquivar los hechos que nos marcaron. No podemos estar toda una vida jugando a los distraídos. Conlleva mucho esfuerzo y trabajo el intentar estar ciegos ante lo evidente: el pasado condiciona nuestro presente.
Si hay algo dentro tuyo que aún determina demasiado tu ánimo actual, que te frena, que te limita, que te impide avanzar, entonces, no lo eludas más, no lo evites, ¡enfréntalo! Tráelo a tu me
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