Es tiempo de soltar amarras, de dejar atrás todo lo que me hace daño. Es tiempo de disfrutar más con la gente y conmigo misma. Es el mejor momento de permitir que el viento sople bien fuerte, me sacuda y se lleve el resentimiento, la amargura, la pena… aunque me despeine; y que mi alma perdone tanto las deudas, como a los deudores.
Es tiempo de que me perdone a mí misma; ya me regañé bastante. Fueron muchas las piedras que yo misma puse en mi camino, los puentes que dinamité. Como auto-castigo estuvo bien, pero ya se terminó, ahora elijo el camino de la auto-aceptación, es muchísimo más económico y gratificante.
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