Ya era tarde y de noche y sin embargo, un niño hacía grandes esfuerzos por no quedarse dormido. El motivo valía la pena, estaba esperando a su papá. Sus ojos se estaban cerrando cunado de repente oyó la puerta y contento corrió a recibir a su papá.El niño le brincó a su padre, le dio un beso y ansioso le pregunto con ojos despierto y de curiosidad: Papá ¿cuánto ganas a la hora? Su padre entre molesto y cansado, le respondió: Hijo, eso no es conversación para tener con los niños. Estoy cansado, vete a dormir, que ya es tarde y mañana tienes que ir al colegio. Sí, papá, pero por favor sólo dime, ¿cuánto te pagan por una hora de trabajo?, insistió el niño. Disgustado y casi perdiendo la paciencia el padre le contestó: ¡Treinta dólares la hora! Papá, ¿Me podrías prestar veinte dólares? Pregu
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