Un pan y un euro
"Si usted tiene un pan y yo tengo un euro, y yo voy y le compro el pan, yo tendré un pan y usted un euro, y verá un equilibrio en ese intercambio, esto es, A tiene un euro y B tiene pan, y a la inversa, B tiene el pan y A el euro. Este es, pues, un equilibrio perfecto.
Pero si usted tiene un soneto de Verlaine, o el teorema de Pitágoras, y yo no tengo nada, y usted me los enseña, al final de ese intercambio yo tendré el soneto y el teorema, pero usted los habrá conservado.
En el primer caso, hay equilibrio. Eso es mercancía. En el segundo, hay crecimiento. Eso es cultura."
Michel Serres
Pintura de Fabiano Millani
Reflexión
Pero, ¿de dónde salen el pan y el euro?
Tanto el pan como el euro son valores de intercambio aceptados por nuestra sociedad. Sin embargo, ¿acaso no tienen el mismo valor los conocimientos, la cultura y el arte?
Tenemos tendencia a valorar sólo lo que podemos tocar. Pero tengamos en cuenta que hacer un pan requiere un conocimiento y un esfuerzo, igual que lo requiere crear un soneto o descubrir el teorema de Pitágoras.
El ejemplo del crecimiento es engañoso
Uno invierte su tiempo en aras del crecimiento del otro. Quien transmite su conocimiento tiene que invertir parte de su tiempo. Y ese tiempo tiene un valor.
El tiempo vale dinero
Los conocimientos enriquecen a quien los recibe. Pero ambos tienen que satisfacer sus necesidades materiales. El tiempo que se tarda en enseñar a otro podría pasarlo produciendo bienes para conseguir el pan.
Por tanto, el segundo caso no es intercambio, es transmisión gratuita de conocimiento. Sólo si paga por ello habría intercambio.
La cultura tiene valor
Por esa regla de tres, los profesores no tendrían que cobrar. Recordemos que estas personas no están dando nada tangible, sino algo mucho más valioso: Su tiempo y sus conocimientos.
Si entregamos nuestro conocimiento, fruto de nuestro esfuerzo personal y dedicación, a cambio de nada, sólo se enriquece quien lo recibe, sin haber hecho ningún esfuerzo, y nunca valorará el esfuerzo y el tiempo que ha dedicado el otro.
El comercio y la cultura
De hecho, en los pueblos donde se pasaban los conocimientos se formaban expertos, dando lugar a barrios como los curtidores o los estibadores que se pasaban los conocimientos para poder mantener sus vidas con el comercio. No existen referencias de ningún pueblo que no utilice a la vez comercio y cultura, porque sin una no se puede dar la otra.
Toda inversión tiene un valor
Para enseñar antes hay que aprender. Y eso requiere una inversión, como mínimo, de tiempo y esfuerzo. Y eso también hay que valorarlo, y por lo tanto, pagarlo.
Recuerda: El valor que le das a tu trabajo es proporcional al valor que te das a ti mismo.
¡Valórate!
Eva
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