Tus pensamientos afectan la salud de tu cuerpo, tal y como lo demuestra el doctor David R. Hamilton en su libro “Cómo tu mente puede sanar a tu cuerpo”.
El Dr. Hamilton explica que el cerebro es como tener tu propia farmacia, capaz de fabricar una gran variedad de compuestos químicos, que son las medicinas más adecuadas para el cuerpo. La fabricación de estas sustancias puede ser activada a través de los pensamientos.
Por ejemplo, el Dr. Hamilton analiza los estudios en los que se utiliza placebo, una cápsula que únicamente contiene azúcar, y el cerebro fabrica una sustancia que mejora la salud. Hay numerosos estudios sobre ello y están comprobados científicamente.
El Dr. Hamilton también explica el poder de la visualización, y cómo una persona al visualizar una parte de su cuerpo, dicha parte percibe que se le está dando atención, y emite una respuesta.
Escribe Hamilton: “Los mapas cerebrales cambian y la mente libera sustancias químicas según los pensamientos que tengas.”
El Dr. Juan Hitzig, gerontólogo, autor del libro “Cincuenta y tantos”, estudió durante años a 50 personas longevas que se mantuvieron muy saludables. Se dio cuenta de que, más allá de las características biológicas, el denominador común estaba en sus conductas y actitudes.
El Dr. Hitzing afirma: “Cada pensamiento genera una emoción, y cada emoción moviliza un circuito hormonal que tendrá impacto en las 5 trillones de células que forman un organismo”. Por eso es tan importante cuidar lo que pensamos. Además, descubrió que existen diferentes conductas que producen determinadas emociones.
Las conductas “S”: serenidad, silencio, sabiduría, sabor, sexo, sueño, sonrisa, promueven secreción de Serotonina. Además, generan actitudes “A”: ánimo, amor, aprecio, amistad, acercamiento.
Las conductas “R”: resentimiento, rabia, rencor, reproche, resistencias, represión, facilitan la secreción de cortisol, una hormona que afecta a las células y acelera el envejecimiento. Además, generan actitudes “D”: depresión, desánimo, desesperación, desolación, distanciamiento.
Con sólo aprendernos este alfabeto emocional podemos elegir mantenernos saludables, disfrutando de una vida con más serotonina y menos cortisol.
|