Detrás del deseo demorado, siempre están los miedos dominando. En el trabajo interior es un conflicto constante en que tenemos que trabajar. Hay tantos miedos frenando los deseos, los proyectos, los sueños.
La inseguridad es la raíz del problema, y por ende la falta de autoestima, el no quererse lo suficiente como para verse con potencial y capacidad para desarrollar.
Cuando aprendemos por fin a amarnos y valorarnos, no sólo nos cuidamos, también evolucionamos más rápido, nos proyectamos en posibilidades, abrimos puertas, las buscamos, tenemos una sed por avanzar en la vida, por crecer, por aprender... si tenemos miedos sabemos que son normales, que todos podemos temer a muchas cosas, pero también nos sentimos con la fuerza suficiente como para enfrentarlos, para evitar que ellos nos dominen, nos sentamos a negociar con los miedos, buscamos sus causas y entendemos que sólo así nos liberaremos de ellos y los superaremos.
No es malo tener miedo, lo malo es no saber qué hacer con ellos.
Recuerda que tus miedos son trabas que te cortan las alas de tus deseos, te quitan fuerza, la visión y la vida.
Para vivir todo lo que tanto quieres, lo que sabes muy en el fondo que te mereces, necesitas encarar al fantasma interior de tus miedos, sentarte con él, charlar con él, entender dónde y cómo surgió, a partir de qué momentos o experiencias nació, escucharlo, entenderlo, contenerlo y animarlo a que vea todo tu otro potencial dormido, el que podría surgir si logramos convencer a tus miedos que la vida está para vivirla y no para temerla tanto.
Ps. Patricia Cabrera Sena
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