Para aquellas personas que no comprendan por qué si hacen las cosas bien, si se esfuerzan por mejorar cada día, si cuidan sus logros, si buscan avanzar a diario en algo... el entorno en lugar de alegrarse, reconocer y festejar las metas alcanzadas... los atacan, critican, hasta se burlan y se apartan... a esas personas les recordamos algo que suele ser tristemente muy frecuente en las dinámicas de las relaciones humanas: existe la competencia, la envidia, el celo, la rabia, y el rencor.
Todas emociones y sentimientos negativos que destruyen y alejan vínculos en lugar de construirlos, fortalecerlos y acercarlos.
¿Por qué una persona es envidiosa, celosa, rencorosa? Las razones están en su historia personal y pueden ser muchas, no podríamos resumirlas en un breve artículo como este, pero podemos afirmar que hay causas clínicas que explican esas formas insanas de ser.
Donde haya alguien con luz, siempre habrá cerca otra persona que le moleste esa luz, que intente apagarla con comentarios dañinos, con actitudes desagradables, con desprecios, hasta con miradas celosas y silencios recargados de tensión y malos gestos o sutiles palabras que hunden al otro.
Hay un dicho popular que suele decir: "tu vida irá hacia adelante, cuando aprendas a apartarte de las personas que te tiran para atrás"
El problema es cuando se aprendió a querer mucho a esas personas que con su manera de ser lastiman. Se ve mucho esa conflictiva de que la propia persona ve con claridad a quiénes tiene que soltar las manos porque esa relación le perjudica, le quita luz, energía, claridad, empuje, ganas, salud... pero le cuesta terminar esa relación porque aman a la otra persona (pareja, amigos, familiares…)
Pero es una lógica irrefutable: por más que quieras mucho a esa persona, si no has logrado que cambie su vínculo dañino contigo, si no entiende tus razones, ni tus largas explicaciones, si su veneno interno puede más que su amor por ti, si su costumbre de hundirte se ha vuelto una manía altamente agotadora para ti, destructiva... te conviene por cuestión de sobrevivencia salir de ese círculo destructivo lo antes posible y entender que esa persona jamás aplaudirá tu luz, jamás la gozará contigo, jamás la reconocerá con gusto.
Todos tenemos nuestra propia luz. Algunos aún no la encuentran, están en pleno proceso de descubrirla y disfrutarla. Sería una injusticia que la actitud enfermiza de otros te apague algo que te ha costado tanto explorar y conquistar por ti mismo.
Tu luz es tu energía de vida. Te empujará lejos, te llevará a ver las cosas de una manera creativa y diferente a la de siempre. El día que te sientas seguro de que ESA es tu luz, no la sueltes jamás. Aunque te vean raro, aunque la critiquen otros, aunque nadie la entienda. Percibirás que algo en tu interior te revelará que esa es tu LUZ y tienes que cuidarla.
Apártate de aquellos que por no saber descubrir su luz propia, envidian cualquier logro tuyo en lugar de festejarlo y animarte a continuar. Son los vampiros de energía, que en lugar de motivarte, lamentablemente te hundirán.
A los que no tienen luz, les molestará la tuya. Simplemente evita esas compañías e intenta acercarte a aquellas personas de relación sana que siempre festejarán cada chispa que salga de ti. La reconocerán y te animarán a que sigas generando más y más de ti mismo, que contagies, que produzcas, que multipliques, que tu expresión sea libre y se extienda. Será el camino más próximo a tu realización personal. Por eso, acércate a los que crean en ti y en tu luz... y aléjate de los que jamás la han visto. Ahórrate energía, tiempo y salud.
Fuente: Ps. Patricia Cabrera Sena – www.suconsulta.com |
