Algunas personas confunden el ocultismo con la brujería.
Los más religiosos pueden pensar que el ocultismo es algo negativo relacionado con el “diablo”.
Se le llama ocultismo al conjunto de conocimientos esotéricos que tuvieron que ser ocultados para protegerlos de la religión impuesta por el sistema.
El ocultismo occidental (como lo describe Wouter Hanegraaff) finca sus raíces en el Egipto Ptolomeico, en la antigua religión Griega, la mística hebrea y el conocimiento esotérico de medio oriente.
Todos estos ingredientes permean el Tarot.
El ocultismo toma al Tarot como un compendio de sabiduría destinada al auto conocimiento, es decir, a cultivar dentro de nosotros una consciencia clara y responsable.
Nadie ha dicho que esto sea rápido y fácil.
Sobre todo se requiere de disciplina y amor por la sabiduría. Al parecer, fue Pitágoras quien acuñó la palabra filosofía φιλοσοφία “Amor por la Sabiduría”.
Como ves, sabiduría, disciplina y filosofía están muy lejos del Diablo y muy cercanos al conocimiento. De eso trata el ocultismo del Tarot.
El ocultismo toma al Tarot como un mapa del universo interior.
Los seres humanos poseemos unas capacidades muy elevadas y, de igual manera, somos la fuente de los vicios más aberrantes.
Así como en alquimia se separa el oro del plomo, el camino ocultista intenta separar al vicio de la virtud, y para tal operación el Mago cultiva la Voluntad.
Así que, a nuestra ecuación, sabiduría + disciplina + filosofía, añadiremos la Voluntad.
Tomo al Tarot como una brújula personal.
Esa sabiduría, disciplina, filosofía y voluntad tienen que estar dentro de mí antes de consultar al Tarot, ya que solo veré mi reflejo en esos Arcanos.
Damien Echol |