Caballero de Copas: Empezar la sanación

Esta semana se trata de ponernos en contacto con nuestras emociones y con nuestro niño interno.

La semana pasada hablábamos de entrar en nuestro interior y enfrentar nuestro dolor y nuestros conflictos. Ahora toca sanar. Nos hemos atrevido a mirar dentro de nosotros y observar nuestros miedos. Es posible que todo esto nos haya removido bastante, pero para curar una herida es necesario abrirla y limpiarla.

Es como cuando quieres limpiar una bandeja de horno: Cuando ves las costras parece que sea imposible. Si no supieras que puede quedar limpia posiblemente la tirarías a la basura. Pero si la dejas en remojo y con paciencia vas limpiando todo, entonces vuelves a tener una bandeja limpia y reluciente.

Con nosotros pasa lo mismo. Todos tenemos heridas. Pero si nos atrevemos a trabajar en ellas para limpiarlas, poco a poco van cicatrizando y podemos volver sentirnos bien con nosotros mismos. ¡De eso trata esta semana!

A veces nos ponemos una coraza tan grande para tapar nuestras heridas, que no somos capaces de ver lo que hay debajo. Al atrevernos a limpiarlas, a medida que vamos eliminando la costra que nosotros mismos nos hemos puesto, también empezamos a ver todo lo que había oculto bajo ella. Ahora somos capaces de ver la historia real que hay detrás de la historia aparente. Podemos ver la verdadera raíz de nuestro dolor. Nos ponemos en contacto con sentimientos y emociones que hemos mantenido enterrados durante mucho tiempo. También nos ponemos en contacto con nuestro niño interno.

No se trata de quitarnos la coraza de golpe, ya que si la hemos llevado durante mucho tiempo, tenemos que ir quitándola poco a poco, dejando que surjan progresivamente las emociones y retomando el contacto con nuestro niño interno.

Este proceso requiere tiempo y paciencia. No vamos a hacerlo todo en una semana, pero sí es el momento de empezar.

No tenemos porque hacer cambios grandes, podemos empezar por cosas pequeñas. Recordemos que un gran viaje comienza por un paso. Da ese paso, por pequeño que sea. Si vamos dando pequeños pasos cada día, en poco tiempo podremos mirar atrás y ver cuánto hemos avanzado. Un paso no te lleva a donde quieres estar, pero te saca de donde estás. Hazlo y el camino aparecerá.

Atrévete a empezar el camino, déjate ayudar, mira en tu interior, conecta con tus emociones. En menos de lo que piensas notarás un gran cambio. ¿Te atreves?

¡Feliz semana!

Eva – Zona Positiva

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