Los celos generan dos dimensiones de sufrimiento:
● La de la persona que los padece, por la obsesión en la que se embute respecto a que el ser que quiere (poseer) pueda relacionarse con otra persona de manera placentera. El cerebro reptil alerta de una pérdida de territorio cuando la pareja (entendida como posesión) amenaza con el abandono.
● La de ese ser querido, por las restricciones de libertad a las que lo suele someter el otro.
Tanto la obsesión como la restricción de libertad generan sufrimiento y enfermedad.
En un nivel de consciencia elevado no caben los celos, pues el amor y la fidelidad son entendidos desde la libertad. “Aceptaremos sin celos que otra persona dé a nuestra pareja lo que nosotros no podemos darle”, dice Alejandro Jodorowsky en “Cabaret Místico”.
¿Qué mensajes emite un comportamiento celoso?
-Posesión: “eres mía/o, por lo tanto no hagas esto o aquello”. Detrás puede haber un árbol en el que unos miembros “pertenecen” a otros.
-Proyección de un deseo inconsciente. “Si yo deseo, ¡tú también deseas!”. En el árbol se repiten las infidelidades.
-Culpa inconsciente por una infidelidad propia o de algún miembro del árbol. “Me lo tengo merecido”.
-Vivir en competencia. Por ejemplo, una mujer que ha competido con sus hermanas por el amor del padre, de casada compite con todas las mujeres por el amor de su marido.
-Complejo de inferioridad. “Mi madre prefirió a mi padre o a mi hermano, nadie me valoró, siempre hay seres superiores a mí en algún aspecto que se apropian de lo que yo deseo”.
Superar los celos es echar al fuego media docena de leñosas ideas locas y cambiarlas por otras más sanadoras:
-Entendamos que la pareja no es para toda la vida: cueste más o cueste menos, se tarde más o se tarde menos, hay que tener permiso para disolver una relación cuando ya no tiene sentido.
-Nadie posee a nadie, somos libres para pensar, amar, desear y actuar.
-No hay que hacer de las proyecciones realidades, la comunicación tiene en este aspecto una labor importante.
-Cambiar la culpa por responsabilidad; si he incumplido, pago (compenso), pero no cargo ni hago cargar a nadie con ningún peso.
-No vivimos en competencia, vivimos en colaboración. La pareja no es un trofeo que se gana por méritos, es una libre elección mutua para vivir juntos, con más plenitud de la que sentían viviendo solos.
-Nadie, absolutamente nadie, es superior a nadie. No existen los defectos ni las virtudes, el atractivo auténtico (no el fetichista) entre dos personas no se basa en detalles, sino que es la totalidad misma la que enamora.
Plano sin fin
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Celos Amorosos, Celos Enfermizos
Los celos amorosos: son normales y expresan el miedo animal a que un/una rival se apodere de nuestra pareja. Por más que se luche intelectualmente contra este sentimiento instintivo, aceptando buenas razones que critican al egoísmo y abogan por la confianza o la generosidad, es imposible convencer a los centros emocionales y sexuales de la persona para que dejen de preocuparse cuando la pareja viaja o se ausenta más horas de lo acostumbrado. En lugar de eliminar los celos, aconsejo al/la consultante celoso/a que les dé un uso positivo:
Tiene que conseguir un bello frasco, transparente, en el que, cada vez que sienta celos, deposite un euro (si no tiene una buena posición económica), un billete de veinte euros (si su economía es holgada), o uno de cien euros (si tiene cierta riqueza).
Cuando vea que las monedas o los billetes se han acumulado, con ellos tiene que comprar un regalo al ser amado.
Los celos enfermizos: cuando los celos alcanzan el delirio y el/la consultante desea liberarse de esa angustiosa furia que le hace creer que su pareja es una persona que quiere seducir a todo el mundo y que lo único que desea es engañarlo/a, se le explica que es él o ella, quien proyecta sus deseos homosexuales reprimidos en su compañera/o. Siguiendo la máxima de François de La Rochefoucauld (1613-1680) “Los celos se alimentan de dudas y llegan a hacerse furiosos, o se extinguen en cuanto se pasa de la duda a la certeza”, aconsejo:
-Al hombre celoso: con una fotografía de su propio rostro, tiene que hacer una máscara para su esposa. Luego, ha de observar cómo cuatro hombres que ha contratado en el ambiente de cine porno, desnudos, acarician a su mujer, también desnuda.
-A la mujer celosa: en este caso serán mujeres las cuatro contratadas, y su pareja llevará una máscara hecha con la fotografía de ella misma.
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Una mujer pregunta en Twitter: “Quiero a partir de este día dejar de ser celosa con mi esposo y confiar en él. ¿Algún acto de psicomagia para lograrlo?”.
Respuesta de @alejodorowsky: “Si eres tan celosa, pídele a tu marido que se haga tatuar tu nombre en su pene”.
Fuente: Plano Sin Fin |