La ley de correspondencia dice: "Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba".
Ésto quiere decir que todos los niveles de existencia comparten la misma esencia, y nuestro cuerpo es un fiel reflejo.
Arriba, en nuestra garganta, tenemos un canal hueco, vacío y húmedo. Abajo, en nuestra vagina, tenemos lo mismo.
Por la garganta pasan las palabras y por la vagina la sangre menstrual y los hijos.
Ambos crean nuestra realidad. La primera "trabaja" en el plano de las ideas; la segunda en el plano terrenal, de la materia.
Todo lo que no podemos decir, esos nudos, dolores y molestias en la garganta, se corresponden con un bloqueo a nivel sexual y viceversa.
No es casual que, al momento del parto, se le recomiende a la mujer gestante cantar o emitir sonidos desde su garganta para poder dilatar.
Así como la garganta es un dipolo de la vagina, el útero, es un dipolo del corazón. Ambos bombean sangre, ambos laten, con ritmos distintos.
Fuente: Revista Elige de Nuevo |