En todos nosotros existe lo que se conoce como "zona de confort”, es decir un lugar conocido donde nos sentimos más o menos seguros, estamos deseando otra cosa, pero esto que tengo me brinda cierta seguridad, si no estoy seguro no quiero cambiar lo que tengo.Esta zona de confort, se convierte en nuestro limite, nos encerramos en ella y resulta que aun sintiéndonos mal, insatisfechos, no hacemos lo necesario para salir de ella.El temor al cambio nos paraliza. Un ejemplo bastante claro de esto es cuando conseguimos un trabajo cuya remuneración y crecimiento está limitado, es decir, de esta categoría e ingresos es imposible continuar creciendo; entonces si me quedo allí, estoy en mi límite de producc
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Hay una vieja historia de un joven que concurrió a un sabio en busca de ayuda.- Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?El maestro, sin mirarlo, le dijo:- Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, he de resolver primero mi propio problema. Quizás después... -y haciendo una pausa agregó- Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
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Me acuerdo siempre de esta escena:
Mi primo, mucho más chico que yo, tenía tres años. Yo tenía unos doce...
Estábamos en el comedor diario de la casa de mi abuela. Mi primito vino corriendo y se llevó la mesa ratona por delante. Cayó sentado de culo en el piso llorando.
Se había dado un golpe fuerte y poco después un bultito del tamaño de un carozo de durazno le apareció en la frente.
Mi tía que estaba en la habitación corrió a abrazarlo y mientras me pedía que trajera hielo le decía a mi primo: Pobrecito, mala la mesa que te pegó, chas chas a la mesa..., mientras le daba palmadas al mueble invitando a mi pobre primo a que la imitara... Y yo pensaba: &i
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En el silencio de mi reflexión percibo todo mi mundo interno como si fuera una semilla, de alguna manera pequeña e insignificante pero también pletórica de potencialidades.
...Y veo en sus entrañas el germen de un árbol magnífico, el árbol de mi propia vida en proceso de desarrollo.
En su pequeñez, cada semilla contiene el espíritu del árbol que será después. Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol, cayendo en tierra fértil, absorbiendo los jugos que la alimentan, expandiendo las ramas y el follaje, llenándose de flores y de frutos, para poder dar
lo que tienen que dar.
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Es tan fácil perder de vista lo que es importante... baila lentamente...¿Alguna vez, has observado a un niño en una calesita? ¿O has escuchado el sonido de la lluvia cuando cae al suelo?¿Alguna vez has seguido el vuelo errante de una mariposa? ¿O has fijado tu mirada en el crepúsculo solar?Es mejor disminuir el paso, no bailes tan de prisa... El tiempo pasa deprisa... la música terminará...¿A lo largo de cada día, tú corres o vuelas?Cuando preguntas, ¿Cómo estás? ¿Es
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¿Y si hablamos de las APARIENCIAS? Las personas que viven de ellas, las que usan disfraces diferentes a lo largo de sus vidas, tratando de ganar la aprobación o el cariño de otros... Sin intentar ganarse primero su misma aprobación, su cariño y ya no pueden definir quienes son en realidad.
¿Sabías que tenemos la responsabilidad y la posibilidad de hacer un inventario esencial de vida para poder conocernos y saber si queremos seguir actuando y viviendo como lo hemos hecho hasta ahora o si, por el contrario, queremos encontrar nuestro verdadero yo, cambiando el aspecto negativo para incorporar algunos hábitos y creencias más positivas a nuestra vida?
Podemos descansar de la pesada armadura que usamos cada día para protegernos de los comentarios, las
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Voy andando por un sendero. Dejo que mis pies
me lleven. Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las
piedras. En el horizonte se recorte la silueta de una ciudad. Agudizo la
mirada para distinguirla bien. Siento que la ciudad me atrae.
Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar
todo lo que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis
ambiciones y mis sueños están en esta ciudad. Lo que quiero conseguir,
lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, o
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Lucas era el tipo de persona que te encantaría odiar. Siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba cómo le iba, él respondía: Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo.
Era un gerente único porque tenía varias meseras que lo habían seguido de restaurante en restaurante. La razón por la que las meseras seguían a Lucas era por su actitud.
Él era un motivador natural: Si un empleado tenía un mal día, Lucas estaba ahí para decirle al empleado cómo ver el lado positivo de la situación.
Ver este estilo realmente me ca
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En un país muy lejano un viejo Rey había sembrado a lo largo de su vida un jardín con la mayor variedad de plantas y árboles que consiguió.
Un día fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo. Revisó el agua y era buena, fresca y de calidad, el jardinero no había descuidado los abonos y el clima había sido el más favorable.
Sin embargo el comportamiento de las plantas dejaba mucho que desear: el Roble le dijo al monarca que se estaba muriendo porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al Pino, lo halló decaído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como el Rosal. El Rosal estaba deprimido por no poder ser tan fuerte y sólido como el Roble. Y el sauce llorón, lloraba amargamente
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De pequeño me gustaba el circo. Me encantaban los espectáculos con animales y el animal que más me gustaba era el elefante. Me impresionaban sus enormes dimensiones y su fuerza descomunal. Después de la función, al salir de la carpa, me quedaba extrañado al ver el animal atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que le aprisionaba una de las patas. La cadena era gruesa, pero la estaca era un ridículo trozo de madera clavado a pocos centímetros de profundidad. Era evidente que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo también podía tirar de aquel minúsculo tronco y huir.
—¿Por qué no la arranca y se escapa? —pregunté a mis
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