Muchos creemos que para mejorar nuestra situación de vida, tenemos que cambiar. Claro, si estoy mal, para estar bien tengo que cambiar.
El tema es, ¿qué tengo que cambiar? Como siempre, en toda situación personal, lo primero es saber dónde estoy, es decir, tener un conocimiento de lo que me sucede, y luego, saber claramente hacia dónde quiero ir. Es por esto que no cualquier cambio puede ser el que necesito. Mi cambio solamente lo puedo definir YO.
El primer paso es saber claramente cómo llegamos al lugar donde estamos, es decir, tener claro que donde estoy es el lugar generado por mis pensamientos, y que mis sentimientos establecieron como mi rumbo. Esto pudo ser consciente o inconscientemente.
Aquí, también es vital saber que nada ni nadie tuvo la culpa de que mi vida esté en este lugar. El único responsable soy yo, es decir, ninguna persona puede hacerme pensar o sentir, sólo mi mente responde a los estímulos recibidos por otras personas y, voluntariamente o no, hace que mis sentimientos sean como son.
Si mis pensamientos y sentimientos me trajeron al lugar donde estoy, para ir al lugar que deseo tengo que cambiar mis pensamientos y sentimientos, de manera que éstos siempre me guíen al nuevo lugar.
En un par de ejemplos, si cambio de casa, si cambio de trabajo, si cambio de pareja, si cambio de religión, si cambio de partido político y no modifico mi manera de pensar, tarde o temprano estaré junto a ese cambio en el mismo lugar donde hoy no deseo estar. Sólo al cambiar mis pensamientos y sentimientos modifico mi rumbo, al cual incluso puedo llegar en mi misma casa, en el mismo trabajo, con la misma pareja, en la misma religión y sin cambiar mi forma de pensar en la política.
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