Tan pronto como digo “me aburro” (me hago burro), es que no utilizo mi fuerza o mi potencial.

¿Por qué siempre necesito la compañía de los demás como estímulo?

El aburrimiento es melancolía, y a largo plazo, puede llevarme a la depresión nerviosa si no reacciono.

La melancolía está vinculada a una carencia, a un vacío que siento en mi vida.

Tomo consciencia de este estado.

Tengo que dejarme guiar por mi yo superior, ya que todos los recursos están en mí.

Acepto escuchar mi voz interior.

La meditación y tratamientos energéticos pueden ayudarme.

Es mi responsabilidad dirigir mi vida porque soy un ser completo y autónomo en mi universo.

Fuente: “El Gran Diccionario de las Dolencias y Enfermedades” de Jacques Martel