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Inicio » 2013 » Agosto » 22 » LOS CORDONES PELIGROSOS QUE HAY QUE APRENDER A CORTAR
21:51
LOS CORDONES PELIGROSOS QUE HAY QUE APRENDER A CORTAR


Lo que muchos no comprenden es que parte de la habilidad del manipulador es que lo hace con tanta sutileza que las víctimas no suelen descubrirlo ni ven sus actos con malicia.

Muchos amigos y familiares les dicen: "¿En serio no lo ves? ¿Acaso no ves que te condiciona la vida, que te controla, que te domina en todo, hasta tus formas de vestir, de hablar, tus amistades, tus salidas?" y si lo pensamos con lógica, en realidad la víctima se llama víctima porque no lo ve... cae en trampas afectivas.

Por eso no tiene mucho sentido que perdamos el tiempo enojándonos con la víctima de las manipulaciones, algo que hacen muchos. Ella no lo ve porque detrás de cada manipulación hay seducción, hay gestos amorosos, hay largas charlas, (que no soportaríamos ninguno de los que estamos fuera de espectadores, pero que la víctima sí, justamente por su perfil) conversaciones que van envolviendo a la víctima, la van confundiendo, le van dando mensajes falsos de la persona que tiene delante... el manipulador hace un dibujo irreal de él mismo, lo adorna, y la víctima es lo que ve.

Por eso lo defiende tanto, porque es víctima del engaño que le pintan delante de sus ojos, usando sus sentimientos y necesidades. El manipulador no elegirá para dominar a una persona segura, independiente, clara, madura, fuerte, que sabe lo que quiere, a esa persona jamás la podría controlar ni manipular, ese tipo de perfil de personas elegirá siempre a personas frágiles, fáciles de manejar, de envolver, de engañar, de seducir... y como personas frágiles nos referimos a personas con carencias afectivas, falta de afectos de otros desde tiempos tempranos, falta de protección ajena, inseguridad, una persona conflictiva por una historia llena de vacíos y dolencias emocionales, situaciones traumáticas que la llevan a prenderse desesperadamente de alguien que con un aparente amor le dice: "yo te protejo, cree en mi, yo te amo, yo sé lo que te conviene, déjame cuidarte..."

Por eso se va creando ese cordón invisible entre dos personas que están cada una a su manera enferma.

Pero tengamos en cuenta que una de las dos partes usa malicia y daño consciente en el trato, la otra confía ciegamente porque necesita confiar, necesita sentirse protegida, quizás sufrió maltratos de pequeña, quizás sufrió abandono de afectos importantes, quizás puede aparentar mucha fortaleza ante ojos ajenos, pero en su interior carga con un maremoto de lágrimas contenidas por dolores viejos que jamás mostró... y esa fragilidad sólo la ve el manipulador, y abusa de ella, y la manosea a su gusto y antojo. La malicia no es de la víctima, la malicia la tiene y le pertenece en exclusividad al que causa daño.

Si eres víctima de manipulaciones: algo de tu vida te llevó a ser víctima, no temas, puedes cortar con ese vínculo que te causa tanta destrucción interna y externa en tu vida.

El problema es que aún sin creer en ti, hay un potencial que no ves, y es el que te puede salvar. Hay aspectos tuyos que no sabes que tienes y que serán tu verdadera salvación. Descubrirlos y trabajarlos será tarea tuya. Puedes buscar ayuda y apoyarte en personas y profesionales que de verdad sepan acompañarte en tu proceso de ser tu misma de nuevo.

La persona que mejor puede cortar ese cordón está en ti, dentro tuyo, y apenas guillotines ese cordón y te liberes, poco a poco descubrirás cientos de aspectos poderosos tuyos que desconocías... se convertirán en tu mejor escudo y bastón, tu mejor protección y tu mejor defensa ante el mundo.

Pocos entenderán lo que vives, porque la sociedad misma es víctima del manipulador, su seducción alcanza a todos, suelen tener personalidades encantadoras y envolventes, la sociedad misma está ciega a sus maniobras, y hasta se enojan con la víctima y la culpan.

Es fácil señalar a las víctimas de manipulaciones y abusos como las responsables porque "permiten" ese manejo dañino en su vida, pero eso sólo se da porque simplemente es de ignorantes y de poco valientes entender que la víctima es inconsciente del juego del manipulador.

Esto es parecido a cuando un abuelo viola a su nieta y los padres les dicen furiosos y llorando a su hija: "¿cómo lo permitiste?" La respuesta es sencilla: era mi abuelo y lo amaba, confiaba en él... La sociedad ve el hecho desprendido del juego del manipulador. Hay abuelos sanos y que asumen su rol como corresponde, pero hay abuelos que lamentablemente abusan del lugar de confianza que se ganaron en la vida de su nieta... y abusan.

Esa maniobra seductora se da en todas las edades, porque la fragilidad psicológica vive también en adultos, y por eso el manipulador busca personalidades con debilidad y carencias, aún adultas, para poderlas manipular, dominar y lastimar.

Cuesta separar las aguas y ver bien dónde está el problema, quién lo origina, y por qué la víctima no puede ver el juego sucio del manipulador.

Pero entre adultos sanos ya es hora de que comprendamos bien cuál es el origen real del problema, y quién termina siendo víctima involuntaria, y quién el manipulador consciente de sus habilidosas maniobras y daños.

Pero si te sabes víctima recuérdalo: siempre estará en ti esa fortaleza de salvarte, aunque ahora mismo no la veas. Los demás fallaron en convertirse en protectores tuyos, aún cuando te vieron mal y sola, o incluso si pediste ayuda... pero hay un escudo que puedes levantar de una vez por todas y está dentro tuyo.

Cuesta creerlo ahora mismo, pero se puede cortar el vínculo con el manipulador. Hay formas de fortalecerte lentamente para irlo logrando... y colocar los puntos bien claros para que todos los vean.

A medida que más te animes a poner fuera lo que estás viviendo en esa relación, y lo que piensas y sientes, dejarás más en evidencia quién abusa realmente y quién es víctima del abuso. Mientras más calles y más soportes ese lazo que aún te une con él, más durará la tortura.

Cortarás el cordón de unión... y por fin nacerás de nuevo y podrás crecer en una nueva vida.

Ps. Patricia Cabrera Sena - www.suconsulta.com
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