Muchas personas llegan con las verdades a medias, con adornos mentales sobre hechos acontecidos, personas que vienen negando lo que pasó minimizándolo, exagerándolo o creando realidades nuevas, falsas, sólo para evitar tener que sufrir, porque sin duda hay verdades que duelen, y la persona comienza a jugar al distraído, se vuelve un experto esquivando lo que pasó, distorsionándolo, evitándolo...Pero sólo enfrentando las emociones y los hechos al desnudo podemos hacer algo concreto con lo que sentimos, podemos reacomodar las piezas del rompecabezas emocional interior, podemos comprendernos mejor a nosotros mismos y a los que de un modo u otro estuvieron involucrados en nuestra historia más íntima, la más afectada.La verdad de las emociones al desnudo, expuestas, pueden en un principio desmoronar, descompensar, desequilibrar, pueden hacernos sentir terriblemente mal, sensibles, perder la aparente paz y el supuesto soporte que vivíamos antes cuando todo era un autoengaño, y las piezas estaban falsamente acomodadas. Pero cuando por fin vemos todo nuestro interior nítido, tal cual es, cuando nos conocemos a nosotros mismos en nuestra autenticidad y a fondo, sin tapujos ni adornos, la esencia despojada de cualquier aderezo, la verdad de lo que sentimos, cómo lo sentimos, cómo somos realmente... es justamente ahí cuando vemos que lo oscuro se ilumina, lo torcido se endereza, y es cuando reconocemos y practicamos por fin la verdad, y la experimentamos en nuestro interior como una liberación, como un salir de una jaula en la que fuímos introducidos hace mucho tiempo... ya no más ese vivir sin ser uno mismo.Ahora toca fortalecer el ser que somos, sentir lo que sentimos, pensar lo que pensamos, actuar como actuamos, entendernos mejor y aceptarnos, iluminarnos, y seguir avanzando. Sin duda la verdad, sea cual sea, buena o mala, guste o no guste, nos libera.Ps.Patricia Cabrera Sena - www.suconsulta.com |