En un rincón de tu casa ha aparecido la mujer lobo...
La Luna aúlla a los corazones salvajes, para que rompan las cadenas impuestas por el día y corran libres por el bosque de plata… Arropados por el manto de la oscuridad.
La mujer lobo se relame los labios mientras observa por tu ventana el final del ocaso.
Cuando el Sol se sumerge en el pozo de la nada, la bestia asoma en los ojos de la mujer y, como es costumbre, te cuenta su historia…
“Nací rodeada de pequeñas personas, con pequeños corazones. Mi infancia fue fugaz, como los pájaros en cautividad.
Me acostumbré a vivir en las expectativas de los demás. Ni por un solo atardecer se me pasó por la cabeza quebrar esos barrotes. Me dije a mi misma: Jamás me pondré en peligro… Aquí estoy segura… Aquí tengo todo lo que necesito…
Y así pasó mi infancia, alimentándome con su aprobación: crecí, maduré y me convertí en una pequeña persona, con un pequeño corazón. Experta en el arte de construir jaulas para los demás con mis expectativas y mi aprobación como sustento.
Pero la maldita Luna, esa vieja de piel blanca con ojos de plata que atraviesan el alma, me maldijo con su amor. Cada noche aullaba a mi corazón y lo llenaba de libre voluntad para que hiciera aquello que más deseaba…
Entonces apareció esa desconocida que había vivido conmigo desde mi nacimiento… Una bestia indomable, incapaz de vivir en ninguna jaula… Su sustento es el puro placer y sus límites se expanden con la fuerza del deseo. Sus ojos, llenos del color oro, derramaban lágrimas de puro éxtasis sobre mis manos, descubiertas tras los barrotes.
Cada noche aullaba a mi corazón y con cada aullido ella se acercaba. Hasta que la Luna, esa vieja bruja casada con el oro y la plata, se trocó en Luna llena.
Esa noche mi corazón, ahora inmenso, me salió por la boca empujado por todos los gritos de rabia que jamás bañaron mi jaula; empujado por todas las palabras que jamás vistieron mi jaula; empujado por todos los sollozos de tristeza que jamás decoraron mi jaula.
Fue en ese preciso instante, que ella se lanzó sobre mí para tomarme con su sed de placer y su fuerza de voluntad para perseguir todo aquello que deseaba. Las expectativas de los demás huyeron despavoridas presas del terror más primitivo: el de la supervivencia.
Ante aquella bestia nada que no debía ser, era tolerado.
Libre de los barrotes me alcé hacia la oscuridad de la noche y aullé a la Luna.
La bestia me tomó como un amante y sus ojos tomaron los míos. Nos fundimos para Ser Uno, como lo fuimos una vez antes de ser niña; antes de estar rodeada de personas pequeñas, con corazones pequeños.
Libre, corrí tras los deseos extasiándome con cada uno de ellos hasta caer sobre la hierba del éxito, revolcándome una y otra vez en la abundancia percibiendo todos sus matices en mis nuevos ojos, bajo el amparo de la vieja madre que todo lo toma y todo lo da.
Desde entonces vago sola… De día me encojo de hombros y rodillas, intento pasar desapercibida entre las pequeñas personas con pequeños corazones…
...Y de noche ella aúlla en mi corazón… Y con cada aullido mis hombros entran en batalla hacia el cielo y mis rodillas se tornan hacia la vida, alejándome del infierno.
La bestia asoma tras mis ojos y, sin pensarlo, me lanzo en pos de lo que más deseo…”
Ahora busca un momento, en intimidad y calma, un momento para ti…
Entra en tu mundo interior, allí está la bestia de ojos dorados mirándote. ¿Cómo crees que se siente cuando te mira? Tienes libertad literaria total escribe en tu diario todo lo que te venga.
La bestia desea poseerte, quiere ser una contigo, pero hay alguien que se lo impide… Otra persona está entre medio de ella y tú: ¿Quién es? ¿A quién ves? Anótalo en tu diario.
Ahora esa persona te trae un recuerdo o una imagen del pasado. Anota ese acontecimiento, tanto da si es verdad o no, anota todo lo que te venga, tienes libertad literaria total.
Y dile:
“Mi deseo es ser libre, reencontrarme con mi Ser, con mi Alma, pero no puedo abrazar quien soy si esa mitad se me prohíbe. ¿Cómo puedo obtener tu permiso para ser libre, para abrazarme de nuevo?”
Anota lo que te venga.
“Ahora sé cómo te sientes con mi otra parte, yo la aparté por amor a Ti, pero sin ella no estoy completa. Ella se llevó consigo mis sueños y ahora quiero vivir esos sueños, quiero vivir con ella. Porque, ¿sabes una cosa? A mí siempre me importó lo que esa parte de mí pensaba… y yo la abandoné, y me he sentido mal todo este tiempo, por amor hacia ti.
Ahora quiero amarme un poquito, ahora quiero amarla a ella, ahora quiero que las dos seamos una.”
Fuente: Cuentos Para Ir Hacia La Vida |