Imaginemos que, de pronto, nos colocan en medio de una obra de teatro. No sabemos cuál es nuestro papel, no sabemos nada.
Nos vamos fijando que hay unos actores que se dirigen frecuentemente a nosotros, nos prestan atención y además hasta nos cuidan.
Ellos nos empiezan a llamar por un nombre que tiene un significado profundo en la obra y nos empiezan sutilmente a dar un guión, expresando de alguna manera lo que esperan de nosotros.
El vínculo que nos une a ellos hace que nos acomodemos en el papel impuesto y empezamos a interpretarlo lo mejor posible. Si nos desviamos del guión, se nos castiga, si lo seguimos, se nos premia.
Pasa el tiempo y se nos olvida lo que somos, el papel asignado se ha tatuado en la auto-consciencia hasta conformar la que creemos que es nuestra identidad.
Un bebé llega al mundo igual que llega el actor nuevo a una obra de teatro empezada. Analizar el árbol psicogenealógico significa, en parte, descifrar que ocurre en la obra de teatro de nuestra familia y terminar desligando lo que somos de lo que han querido que seamos.
Alejandro Jodorowsky
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