Solo quién sostiene la culpa de elegir su bienestar aunque a los demás les incomode tiene PODER. La culpa es la gran maestra de la vida. Ella es la señal emocional más fuerte para nuestra conciencia.
La culpa de elegir ser más felices que nuestros ancestros. La culpa de priorizar nuestra salud mental cuando una relación o situación externa no es respetuosa. La culpa de sostener que no somos responsables de lo que hagan los demás, sino de lo que hacemos nosotros. ¡Bendita culpa, que gran maestra eres!
Por no soportarla, ¿qué hacemos? Retroceder, hacía caminos o relaciones que no nos expanden, que no nos realizan y que nos roban la felicidad. Por eso, sólo quien soporta la culpa, crece, evoluciona y sana.
La culpa forma parte de todo proceso terapéutico. De hecho, es el alma de una terapia. Es decir, ¿qué vas a hacer cuando eres consciente de lo que realmente te hace feliz? Solo ser consciente no es suficiente. Tienes que sostener la culpa de elegirte. La culpa de elegir lo que te hace bien.
Podemos observar tantas personas que en sus decisiones no se incluyen, no se están eligiendo a sí mismas, y por lo tanto sufren, y el vacío interior cada vez es más grande. ¿Qué eligen inconscientemente? Ser “buenos” para su sistema familiar. Soy bueno si sufro como mis padres, como mis abuelos y como mis bisabuelos.
Te doy un decreto poderoso: “Elijo soportar la culpa de elegir mi bienestar".
Fuente: Ismael Sánchez |