Ir al pasado, recorrerlo, introducirte en los laberintos oscuros, atravesar de nuevo los impactos emocionales, las fallas de otros, los vacíos imperdonables, los abusos, los abandonos, las soledades incomprensibles… y volver ileso... es la mejor forma de comprobar sin autoengaños, que lo has superado.

Todos tenemos huellas del pasado que nos dañaron, que nos dejaron registros (a veces muy profundos) de dolor, que en la superficie creemos haber superado... pero en el fondo y por hechos que se repiten en la actualidad sabemos que aún siguen influyendo en nuestra vida, aún dañándonos.

A pesar de lo que racionalmente creemos, el pasado no se ha superado.

Y la persona destapa esa olla que viene evitando tocar, la de los recuerdos dañados, la que tiene aroma insano, la que aún influye en nuestra vida a pesar de ser algo antiguo en nuestra historia.

Y se vuelve a recrear el pasado, las vivencias dolorosas, los miedos que creíamos haber enterrado, las angustias que necesitan procesarse para rehacer nuestro presente y continuar el camino más fuertes y claros.

Ardua tarea la de sentarnos a hablar con los fantasmas del pasado.

Pero una vez enfrentados, entendemos todo desde una visión nueva, diferente... simplemente porque ya somos adultos, y el tener un rincón donde poder por fin enfrentar aquello que nos lastimó tanto, nos libera y alivia.

Sabemos que el conflicto se ha superado cuando vemos que la persona puede visitar de nuevo ese lugar oscuro de su pasado... y volver ileso.

No se trata sólo de perdonar, se trata también de verse a sí mismo con el poder de salir adelante a pesar de lo que se sufrió. Ya no somos niños indefensos, ya no estamos expuestos a cosas que mentalmente no entendemos, ya no nos lastiman las personas que más queremos, ya podemos pensar, entender y procesar los hechos desde un ángulo nuevo.

El dolor también enseña tanto que maduramos a la fuerza y logramos mirar al pasado desde una posición nueva.

Si visitas tu pasado, el más doloroso, el que más te ha marcado... y vuelves ileso, tranquilo y entendiendo... entonces tienes una buena noticia para tu presente y tu futuro: lo que sea que te haya herido y/o afectado y con lo que has cargado toda una vida... ¡LO HAS SUPERADO!

Fuente: Ps. Patricia Cabrera Sena