Según afirma Alejandro Jodorowsky tenemos que pensar de muchas formas y no sólo con el intelecto. Pensar con las emociones, con la creatividad y con lo material. Tenemos cuatro “egos”: intelecto, emocionalidad, sexualidad y lo material o corporal. Hoy nos centraremos en este último.
Marianne Costa comenta que a través de la comida se crea un cuerpo. Toda cultura nos crea un cuerpo y es sobre el que se manifiestan las represiones de los otros egos. Todo lo que conseguimos esconder en los otros centros acaba manifestándose aquí. El problema de fondo consiste en que nos ponen muchos límites familiares, sociales y culturales.
En el árbol genealógico podemos observar la influencia de lo material en el estudio de nuestra hermandad, de hecho es una evidencia que los conflictos más terribles son siempre los de la hermandad. Conflictos originados, en bastantes ocasiones, por la figura de los padres y las comparaciones a las que sometieron a sus hijos. Veamos algunos casos a modo de ejemplo:
-Ser hijo único puede significar que tenemos unos padres “egoístas”. Si la distancia entre dos hermanos supera los 10 años el pequeño se criará como un hijo único. Se convertirá en el poseedor de todo el territorio, sin necesidad de compartir el espacio ni de competir por el mismo.
-Una posición muy compleja en un árbol genealógico es cuando se ocupa el centro, siempre se repite algo en esa posición. Ser el segundo de tres hermanos, o el tercero de cinco…
-Tenemos que analizar si nuestra posición es la misma que ocupaba nuestra madre o padre, en ese caso el problema del progenitor pasará a ser nuestro problema (si se odia a sí mismo también nos odiará a nosotros)
-Si sólo había “un espacio” y dos hijos que tienen que compartirlo, se da una dramática división de las aptitudes y capacidades, con la prohibición inconsciente a cada uno de entrar en la parcela del otro.
-Cuando heredamos la ropa de un hermano mayor, nos deforman el cuerpo, el alma, la sexualidad… Si estamos excesivamente estructurados tenemos que hacer cambios en nuestro vestuario y en nuestra imagen.
-Preguntarnos sobre el tipo de alimentación recibida, ¿qué nos dieron de comer?
Todo lo que nos hicieron como niños, incluso con la mejor de las intenciones, después de adultos lo haremos, o nos lo haremos a nosotros mismos.
Qué relaciones nos han dado y de cuáles nos han excluido. Dejar de pedir lo que no nos dieron de niños, ya que no nos lo darán.
La relación que tenemos con el dinero también es un reflejo de este “ego material”. Recordemos que el dinero tiene que circular, es como la sangre que si se estanca se pudre.
-Un ludópata en, en ocasiones, un adulto al que no dejaron jugar cuando era niño.
Fuente: planosinfin.com |