Tiempo de reflexión. Decimos adiós al ciclo que termina. Observamos todo lo que hemos aprendido en el proceso. Todo el conocimiento que hemos acumulado nos será útil en el ciclo siguiente.
Es posible que aún nos cueste decir adiós. Pero estas semanas son precisamente para eso: Para tomarnos ese tiempo para nosotros mismos y poder procesarlo.
Es momento de estar tranquilos. De dedicarnos a nosotros. De mirar a nuestro pasado y a nuestro interior. De zanjar las cuentas pendientes. Se trata de mirar todo lo que hemos ido acumulando y toca soltar.
Igual que las semillas ocultas en el suelo emergen bajo los rayos del Sol, nosotros necesitamos un tiempo de gestación antes de cualquier acción. Y ahí estamos nosotros. Ocultos bajo la tierra antes de florecer.
Aunque ahora no lo veamos, este tiempo de introspección es un momento semilla. Es como la calma antes de la tormenta. Es la reflexión antes de la acción. Situaciones aún no reveladas. ¡Es el instante previo a un gran cambio!