Hay un final y un nuevo comienzo. Algo tiene que terminar para que ese inicio pueda darse. Una relación, una situación, un patrón de comportamiento, una actitud. Hay algo a lo que tenemos que decir adiós.
Tenemos que dar luz a nuestro pasado para poder trascenderlo y evolucionar hacia adelante. El pasado y el presente se unen y nos confunden. Porque ya no es como era. Todo cambió. Y ahora lo ves con otros ojos.
A veces el pasado vuelve para mostrarte cuánto cambiaste. Para que veas cómo eras ayer y en quién te has convertido hoy. Para que veas dónde estabas ayer y dónde estás ahora. Observa tu propia transformación. De oruga a mariposa.
Los sueños y la realidad también se unen. Lo que ayer te parecía imposible, hoy es posible. Tenemos que tener presente nuestra meta para no desviarnos del camino. Y a la vez prestar atención a la realidad para no tropezarnos.
Recuerda que la diferencia entre los sueños y la realidad se llama acción. Los sueños son posibles. Sólo hace falta un poco de esfuerzo. Y confía. Si mantienes el equilibrio entre sueño y realidad, puedes tener ambas cosas.