Algunas personas experimentan después de la muerte de un ser querido unas irremediables ganas de tener relaciones sexuales.

Ponte en situación: Acaba de morir un ser querido, estás en estado de shock o tal vez estés pasando la etapa de negación o sientas una inmensa pena.

Llega el momento del velatorio o del funeral donde tienes que mantenerte fuerte ante familiares y amigos. Cuando llegas a tu casa te derrumbas, lloras y, de forma inesperada, sientes un fuerte deseo de mantener relaciones sexuales con tu pareja, con un amigo o con la persona que te acompaña.

Después del sexo es probable que te sientas culpable porque tendrías que estar en duelo en lugar de gozando. Piensas que el sexo ofende la memoria de la persona fallecida. Tal vez te pase más de una vez y quieras sexo en más ocasiones durante las primeras semanas o meses después de esa muerte. Cuanto peor te sientas más ganas tendrás de tener sexo.

Tienes que saber que es algo biológico. El cuerpo reclama vida después de la muerte. El inconsciente entiende que si falta alguien hay que buscarle un sustituto. De ahí la explicación de tantos hijos de reemplazo, hijos que sustituyen simbólicamente a hermanos muertos, etc. Entre la defunción del referente y el nacimiento del nuevo miembro de la familia no pasa más de un año.

Si después de la muerte de una persona importante para ti has pasado por esto, no tienes que sentirte culpable, ya que es tu propia biología la que está actuando. Al fin y al cabo, transformar la muerte en vida es un bonito homenaje para la persona que ya no está.