El vocabulario que utilizamos a diario en nuestra vida tiene un significado profundo
El lenguaje tiene poderes. Con la palabra se maldice y se bendice y quién lo escucha obedece. Cada expresión verbal puede manifestarse en el cuerpo:
-“Has metido la pata”… me la lastimo, hiero o parto.
-Me lo hecho todo a la espalda, cada cual carga con su cruz… dolores de espalda.
-Este asunto no lo digiero bien… malestar en el estómago.
-Esta no me la trago… dolor en la garganta.
-La mala leche… señala problemas con la leche materna, con el linaje materno.
-En mi puta vida… indica una acumulación de energía sexual que no tiene salida.
-Qué te parta un rayo… maldición: qué la rabia de tu padre (rayo del cielo) te aborte.
-Vete a la mierda… regresa a tu origen.
-Contigo, pan y cebolla… es tanta la satisfacción al estar a tu lado, que desaparecen todas las necesidades y deseos.
Recordemos que “el insulto” define a quien lo lanza, no a quien lo recibe. Cuando somos insultados y atacados lo mejor es no responder, actuar como los muertos. El insulto actúa como una flecha y, al no encontrar oposición, vuelve al punto de origen… al que lo ha lanzado.
Fuente: Plano Sin Fin |