La hija llega y le dice a su padre:
-¡Papá, no soporto más a la vecina! ¡Quiero matarla! Pero tengo miedo que me descubran, ¿puedes ayudarme?
El padre responde:
-Claro que sí mi amor, pero tendrás que hacer las paces con ella y visitarla amablemente todos los días durante un mes, para que cuando ella muera nadie desconfíe que fuiste tú quien la envenenó.
Tienes que cuidarla muy bien, ser gentil, pasiva, cariñosa, agradecida, paciente, menos egoísta, escucharla más, para así, poder aplicar el plan.
¿Ves este polvito? Todos los días pondrás un poco en su comida. Así ella morirá poco a poco.
Pasados 30 días, la hija vuelve a decir al padre:
-¡Ya no quiero que ella muera! ¡La Amo! Y ahora, ¿cómo hago para cortar el efecto del veneno?
El padre entonces le responde:
¡No te preocupes! Lo que te di fue polvito de arroz. Ella no iba a morir… ¡pero tú sí! ¡porque el veneno estaba en ti!
Autor desconocido
“La ira es un veneno que uno toma esperando que muera el otro” William Shakespeare
Ilustración: Jo Chen |